Frente a la emblemática iglesia de Santa María del Mar, Orvay se presenta como la vinoteca más moderna en el Born. Un sorprendente local diseñado por Isern Serra y Sylvain Carlet.

Los interioristas lo definen como un local para degustar vinos, donde con el color como máximo protagonista del espacio, fueron creadas tres zonas de tonalidades diferentes que permiten descubrir la gran variedad que se esconde en su bodega.

Terra, referente a la geografía, o más concretamente, a la denominación de origen. Esta —según explican— es la manera más clásica de escoger un vino.

El verde, alude a los campos de viñas y las diferentes tipologías de cepas.

Por último, rosa, que es la zona en que se evoca a la uva como uno de los elementos que más dota de carácter a la bebida.

Durante la metamorfosis del edificio se eliminaron los techos falsos para mostrar una estructura natural con paredes y arcos medievales. Combinados con un suelo de madera de roble natural, teñido de color acorde a las diferentes zonas.

La relación cromática, al ser tan atractiva entre los tres espacios, no cuentan con algún elemento que los separe visualmente. “Solo la contundencia del propio color en los diferente materiales marca esta separación”, señala Isern Serra.

En cuanto a la iluminación, contempla la metáfora circular. Líneas etéreas flotando en el espacio, neones formando círculos de luz, más las elegantes lámparas de Michael Anastassiades para Flos.

 

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