La ciudad de Weimar se ubica a orillas del río Ilm en los alrededores de la montaña de Ettersberg, Alemania; como parte de ella se destacan edificaciones clásicas que en conjunto se conocen como Weimar Clásica y que debido a su importancia histórica y cultural fueron inscritas como patrimonio mundial de la humanidad por la UNESCO en 1998.
El nombre Weimar deriva de las raíces alemanas “wih” y “mar” que significan pantano sagrado; la construcción inició en el siglo VIII y nació como una unidad política independiente.
En sus inicios la ciudad estaba construida principalmente de madera y aunque parecía que no era tan segura como una fortaleza soportó la invasión del emperador Otón III en el año 984, la cual causó daños exteriores que tuvieron que ser reparados.
Por seguridad de los habitantes y para evitar futuros enfrentamientos y saqueos, se decidió reemplazar la mayoría de las edificaciones de madera por piedra así como los bordes exteriores; la reestructuración llevó varios siglos, sin embargo fue una decisión acertada ya que evitó la caída de la ciudad en batallas posteriores.